Recopilan información sobre los procesos productivos de la artesanía michoacana
Crece la producción, pero disminuyen las materias primas, dijo Hugo Salas Frontana
Frente a fenómenos como la creciente producción de artesanía michoacana y la disminución de materiales para elaborarla, se desarrollan estudios y reseñas sobre los procesos productivos “para asentar una evidencia fotográfica y documental y proveer a los investigadores”, afirmó el subdirector del Centro de Investigación y Documentación sobre Artesanía y Arte Tradicional, en la Casa de las Artesanías de Michoacán, Hugo Salas Frontana, al reconocer la falta de información sobre el tema y la necesidad de importar materias primas desde otros municipios y entidades hacia las comunidades productoras en Michoacán.
Después de concluir el primer estudio sobre la elaboración del maque michoacano, Hugo Salas habló sobre otros registros actualmente en desarrollo en distintas técnicas artesanales michoacanas, como el que se refiere a las de elaboración de textiles, talla en madera y fibras vegetales tejidas, entre otras.
“Vamos a crear una matriz para vaciar la información acerca de las variantes en las técnicas, en los materiales en comunidades, eso incluye la elaboración de mantas en telares de pedal, de cintura, con hilos de algodón y hacemos lo mismo en producción con hilo de lana”.
Agregó que el registro del proceso de elaboración consiste en describir la técnica en sus variantes, “porque en el estado es muy fácil distinguir el trabajo textil que se hace en Nurío y el que se hace en Angahuan, por ejemplo; lo que nosotros queremos es asentar por escrito y con documentos fotográficos estas diferencias y proveer a los investigadores de información que les permita profundizar en estudios cada vez más extensos”.
Entre los estudios que ya fueron terminados por parte de la Casa de las Artesanías de Michoacán se cuenta una reseña del proceso de fabricación de sillas en San Miguel, comunidad de Maravatío.
“Es el único proceso de fabricación, muy similar a la carpintería, que no tiene banco de carpintero, no tiene serruchos, ni garlopas ni cepillos; se trabaja con un instrumental muy peculiar que los propios artesanos han desarrollado y su banco de trabajo es una viga clavada al piso con un juego de muescas que les permite elaborar las diferentes partes del producto”, indicó Salas Frontana.
Por lo que toca a las investigaciones todavía en proceso de conformación, el entrevistado se refirió a la que tiene lugar en Cuanajo y en Pichátaro, donde el objetivo es generar la información que permita diferenciar los productos fabricados en sendas comunidades.
Falta materia prima
En otro sentido, Hugo Salas reconoció la insuficiencia de materia prima para las comunidades artesanales, al decir que “una gran cantidad (de productos artesanales) depende de la madera, y la madera está en una situación de crisis, así como algunas fibras vegetales de la ribera de Pátzcuaro, aunque en una situación no tan grave, como la chuspata, que ya prácticamente no se produce ahí y se depende de la que se trae de Cuitzeo”.
El entrevistado destacó que la escasez va en aumento en lo que respecta a las fibras vegetales, como la ya mencionada chuspata, y explicó que algunos municipios que no trabajan con ese material ahora lo tienen de manera silvestre, mientras que aquellos que lo necesitan ya terminaron con sus plantaciones y se ven obligados a importarla.
“Por otro lado, en el caso de las arcillas para los productos de barro, hay varias comunidades que no las tienen en sus propios terrenos y deben recurrir a comprarla en otros lugares; esto no sería tan grave si no fuera tan grande la capacidad de producción que ya se ha generado: hay muchos talleres y son cada vez más productivos”, apuntó el funcionario.
Como alternativa a ese fenómeno, destacó el contacto con especialistas en geología al servicio del Instituto de Investigaciones Metalúrgicas, quienes propusieron la explotación de arcillas disponibles y de alta calidad para la elaboración de alfarería, “aunque eso requiere de un plan ambicioso para la extracción y distribución del material en el estado, y no estaría mal considerarlo porque sería muy barato en comparación de las arcillas industrializadas, porque tenemos el material que no necesita una gran transformación, cuando mucho, ser pulverizada”, puntualizó.
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